El mundo vegano ha invadido los supermercados: las leches vegetales ya ocupan casi tanto espacio como la leche de vaca, los yogures de soja, antes una rareza, compiten directamente con los lácteos… Y junto a ellos, quesos veganos elaborados a partir de frutos secos; estanterías con tofu, seitán, y también salchichas, embutidos, “veganesa” (mahonesa sin huevo), platos preparados y un largo etcétera. Ser vegano tiene prestigio ya que ha irrumpido en nuestras vidas revestido por un aura de compromiso con la sostenibilidad del planeta, con un estilo de vida saludable, con el trato justo a los animales, y muchos de los que siguen esta dieta se hallan en un constante replanteamiento de los patrones de consumo.
Así, la etiqueta “vegan” en algún producto parece implicar automáticamente que se trata de un alimento saludable. Sin embargo, esto no siempre es así. Cuando vayamos a adquirir un producto es importante mirar bien las etiquetas por muy vegano que sea.
Como explica la periodista vegana Lucía Martínez en un artículo en El País, “Vegano” no significa necesariamente “saludable”. Y pone como ejemplo “bebidas vegetales azucaradas y hamburguesas vegetarianas hechas de cereal refinado, aceite de girasol (refinado), un 10% de verduras y un mísero 5% de algún alimento proteico vegetal”. O “un embutido vegano (hecho de) almidón, grasa de mala calidad, saborizantes y sal. Pero la gente ve la uve en color verde, unas hojitas dibujadas en el paquete y un 100% vegetal y creen que están comprando prácticamente lechuga”.
Comas lo que comas, que sea fresco y ecológico
Los pilares de la dieta vegana han de ser fruta y verdura (coles en abundancia), algas, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas (chía, lino, cáñamo)… Y a ser posible en su totalidad de cultivo ecológico, más respetuoso con el medio ambiente y con la salud. A todo ello añadiendo el consumo de algunos suplementos vitamínicos para poder adquirir algunos nutrientes como Vitaminas B12, B2 y Omega 3.
Pero tanto si eres vegano como ovo-lácteo vegetariano u omnívoro, sigas la dieta que sigas, lo importante es que consumas alimentos frescos, de proximidad y de origen orgánico; elaborados con un control férreo de grasas y evitando los refinados, precocinados y un alto consumo de azúcar. Y si te decides a comprar productos procesados, recomendamos leer muy bien la etiqueta y prescindir de aquellos llenos de conservantes, potenciadores del sabor, espesantes y aceites refinados.
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