Los “zumos vivos” llegan de la mano de la filosofía “Slow”, vivir lentamente, saboreando las cosas buenas de la vida como se hacía antaño, sin prisas. Se obtienen el prensado en frío de la fruta o verduras de los que son extraídos suavemente, con un “slow Juicer”. La diferencia se nota a simple vista, ya que un zumo vivo es homogéneo gracias a que el “Slow Juicer cold press” no rompe las fibras de la fruta, mientras que en un zumo elaborado con una licuadora convencional, a los pocos segundos de su extracción se forman estratos, con un líquido acuoso en la parte de abajo. El gusto es el siguiente paso, porque un zumo vivo sabe más, tiene más cuerpo, más aroma. Y alimenta más.
Está demostrado que las enzimas de la fruta mueren cuando se las somete a temperaturas superiores a los 50 grados. Cualquier licuadora que utilice cuchillas de alta velocidad o un sistema centrífugo, acaba alcanzando esas temperaturas, lo que destruye estas enzimas. Un “Slow Juicer”, incluso, puede extraer el jugo de la hierba, de brotes de cereales, etc.
¿Has probado ya un “zumo vivo”? Se reconocen a simple vista porque incluso horas después de haber sido extraídos no se separa la pulpa del agua, como ocurre en los elaborados con licuadora tradicional. Puedes encargarlos con el catering ecológico de Biomenú. Tienes la versión Detox, Refrescante o Antioxidante.
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