Como tantos frutos que nos da la tierra, las almendras son una gran fuente de minerales esenciales, como calcio, zinc, potasio, magnesio, hierro o fósforo. Además aportan vitaminas B1, B2, E, ácido Omega 6… Todo esto se traduce en que resultan muy beneficiosas para la actividad cerebral, para los huesos y dientes y nos ayudan a combatir el colesterol malo, ahí es nada. Que aquellos fanáticos de mantener la línea se queden tranquilos, ya que consumidas crudas (sin freír en aceite) apenas engordan.
Los intolerantes a la lactosa pueden recurrir a la leche de almendras en sustitución de la de vaca. Para los veganos la leche de almendra resulta una gran opción en el aporte de proteínas y también resulta ideal para las etapas de crecimiento y adolescencia, así como para las personas que sufren diabetes.
España es la tercera productora mundial de almendras por detrás de Estados Unidos y Australia. No en vano, la almendra ha sido un básico de nuestra repostería (mazapán, turrón, tarta de Santiago…). Pero no solo su sabor brilla en los postres. Un clásico de la gastronomía andaluza, el delicioso ajo blanco, tiene a la almendra cruda como ingrediente fundamental junto con el pan y el ajo.
Más recientemente, la almendra se está incorporando como ingrediente en ensaladas y patés vegetales, donde quedan riquísimas combinadas con hortalizas.
¿Conoces los platos saludables de Biomenú?